“El hombre que no está privado de su libertad y tiene buena salud, es feliz y no lo sabe.” ( mi amigo Daniel, q.e.p.d.)
En la misma montaña donde estaba la figura de Buda que volaron los talibanes, aún viven familias en las cuevas. Baktay (Nikbakht Noruz) es una niña a la que su madre le pide que vigile a su hermano pequeño mientras ella va por agua al pozo. El vecino de Baktay, Abbas, es un niño muy estudioso, pero ella teme que mientras repasa la lección en voz alta, el bebé se despierte. Abbas le acusa de hablar por celos, ya que ella no sabe leer. Así que Baktay, que quiere leer y aprender historias divertidas, le pide que la lleve con él a la escuela. Pero no podrá ir mientras no tenga cuaderno y lápiz. La niña peregrinará para conseguir el dinero para comprar estos útiles y sufrirá lo indecible para llegar hasta la escuela.
No es una historia tonta. Hay que ver las cosas dentro del contexto. En muchos países, comprar un lápiz y un cuaderno o ir a la escuela es algo normal. Para esta niña es una odisea que casi le cuesta la vida. Y precisamente el hecho de que sea una odisea comprar un cuaderno es lo que da el mensaje de la película. Si no lo fuese, sería que no tienen esa situación. Si el comprar un cuaderno puede costarle a alguien la vida, es que las cosas están muy mal.
Todo el film es una continuada alegoría sobre la vida de las mujeres en esas comunidades, la guerra y la ausencia de libertad que supone convivir con los talibanes. Casi cada una de las frases que pronuncian los dos niños protagonistas podría servir para resumir el mensaje de la película: “No me han enseñado nada, he aprendido sola”. “Baktay, muérete, si no te mueres, no serás libre”. “No quiero jugar a apedrear”. “No me gusta jugar a la guerra”. Se ponen los pelos de punta sólo de escribir las frases, que podrían ser sólo inocentes expresiones dichas por niños muy pequeños, pero que están cargadas de sabiduría.
Por ello, en el nivel más profundo, la película está repleta de contenido, no existe una escena que no esté transmitiendo ideas o sirviendo de protesta. Y en el más visible, la historia de Baktay, la niña que quiere ir a la escuela, es emotiva y cautivadora. Existen unas cuantas escenas que son divertidas y muy curiosas de ver, mientras otras hacen que se encoja el corazón.
Los planos son de enorme belleza. La directora hace un gran trabajo y las actuaciones de todos los niños y niñas son plenamente realistas, quizá porque les ha dejado comportarse como son ellos mismos. La elección de la niña protagonista, Nikbakht Noruz, es perfecta, pues basta con ver su cara o con escucharla hablar para temer por ella y sentirse en auténtica tensión por lo que le pudiese pasar. Dan ganas de entrar en la pantalla y sacarla de allí como sea.
Una película muy inteligente que demuestra cómo se pueden presentar las atrocidades y protestar contra ellas sin mostrarlas directamente y sin caer en el dramatismo exacerbado.
VIDEO AVI XviD | 700 MB | 1100 kbps | 76 min | Audio español
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