Este libro esta escrito originalmente en 2 tomos, trata de la vida del Maestro Jesús (Yhashua, como lo llama la autora), es desde luego una versión no oficial, basada en una exploración clarividente de la autora, nos aporta una visión muy enriquecedora de la vida del maestro, su obra y su entorno; a continuación unas palabras de la autora:
"La grandeza del Maestro Nazareno, no está fundamentada tan solo en su martirio, sino en su vida toda, que fue un exponente grandioso de su doctrina conductora de humanidades, doctrina que Él cimentó en dos columnas de granito: La paternidad de Dios y la hermandad de todos los hombres.Toda su vida fue un vivo reflejo de estas dos ideas madres, en que basó toda su enseñanza por la convicción profunda que le asistía, de que solo ellas pueden llevar las humanidades a su perfección y a su dicha. Sentir a Dios como Padre, es amarle sobre todas las cosas. Sentirnos hermanos de todos los hombres, sería traer el cielo a la tierra.
Veinte años de ansiosa búsqueda en la vasta documentación, crónicas y relatos del siglo primero, salvados de la proscripción ordenada más tarde por el emperador Diocleciano, y de perseverantes investigaciones por la Palestina, Siria, Grecia, Alejandría, Damasco, Antioquía y Asia Menor, nos permiten ofrecer hoy a los buscadores de la Verdad, en lo que se refiere a la augusta personalidad de Cristo, este relato cuyo titulo: "Arpas Eternas" induce al lector a la idea de que estas excelsas vidas... vidas geniales, son las arpas eternas en que cantan los mundos la grandeza infinita de la Causa Suprema.
No podemos callar aquí, la colaboración de los antiguos archivos Esenios de Moab y del Líbano, y de las Escuelas de Sabiduría fundadas por los tres ilustres sabios del Oriente: Gaspar, Melchor y Baltasar, las cuales existen aun en el Monte Sullimán, cerca de Singapur (India), en las montañas vecinas a Persépolis (Persia) y en el Monte Sinaí (Arabia).
Tampoco podemos olvidar a la bravía raza Tuaregs, perdida entre los peñascales del Desierto de Sahara, cuyos viejos relatos sobre el Genio Bueno del Jordán, como llamaron al Profeta Nazareno, han dado vivos reflejos de sol, a determinados pasajes de nuestra histórica relación.
En especial, está escrito este libro, para los discípulos del Hombre-Luz, del Hombre-Amor. Y a ellos les digo, que no es este un nuevo paladín que baja a la arena con armas de combate. Es un heraldo de paz, de unión y de concordia, entre todos los discípulos de Jesús de Nazareth, sean de cualquiera de las tendencias en que se ha dividido la fe de los pueblos.
Creemos, que el reconocer y practicar su enseñanza como una elocuente emanación de la Divinidad, es la mas hermosa ofrenda de amor que podemos presentarle sus admiradores y amigos, unidos por el vínculo incorruptible de su genial pensamiento: "DIOS ES NUESTRO PADRE: TODOS LOS HOMBRES SOMOS HERMANOS".
Los amantes del Cristo en la personalidad de Jesús de Nazareth, encontrarán sin duda en este modesto trabajo, al Jesús que habían vislumbrado en sus meditaciones; al gran espíritu símbolo de la más perfecta belleza moral: reflector clarísimo del Bien, practicado con absoluto desinterés.
Algo te dirán los viejos pergaminos que van entregando al mundo idealista las cavernas-santuarios de los solitarios Esenios que en su inquebrantable silencio, fueron los más fieles cronistas del Cristo encarnado. Acaso pensaron que las rocas amigas que les salvaron la vida, y les cobijaron con amor durante tantos siglos, serían más fieles guardianes que los hombres y a ellas confiaron los amados recuerdos, los poemas sublimes de amor y de fe de la epopeya cristiana en su glorioso y a la vez doliente amanecer.
¡Oh desconocidos Esenios!... ¡No pensasteis en que los siglos destruyen, y desmenuzan en polvillo y ceniza lo que os costó largas meditaciones de recordar, admirar y vivir de nuevo todo cuanto vaciabais a los pergaminos silenciosos!...
¡Oh benditas rocas y montañas amigas de los Esenios! Monte Quarantana, Monte Tabor, Monte Carmelo, Monte Hermón, cerros inmensos de Moab, guardianes también de los grandes secretos de Moisés¡. Vosotros sabéis lo que la Humanidad ignora porque la Ley Divina la sabe infiel, mudable, incomprensiva!..."
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