Ley del Dharma


Ley del Dharma

En nuestra cotidianidad el hombre ha asociado el éxito con los bienes materiales, el dinero, poder, fama, prestigio porque hemos olvidado quiénes somos, pero también porque nos indicaron seudopatrones de conducta: "consigue una gran casa, un buen trabajo, un titulo, un esposo , una esposa , ten tus hijos, cómprate varios carros, después varias lanchas, una casa de playa, una moto, carros deportivos y serás feliz", esta es la creencia con la que hemos crecido la mayoría de las personas. Nadie nos dijo: "Primero y antes que todo sé feliz y luego discierne qué quieres hacer con tu vida para desarrollar tus talentos, virtudes y cualidades". Tenemos que dar vuelta al concepto: primero hay que buscar la felicidad y experimentar lo que ella nos ofrece en nuestro presente, porque, tal vez tenemos otras
necesidades que las que nos prescribieron de pequeños, y aún cuando fueran esas nuestras necesidades, una vez que tengamos todos los carros, todos los bienes materiales, todos los apartamentos, y todo lo que quieras, siempre vas a estar vacío porque rechazas ir en la corriente de la esencia de la vida.


Dharma es una palabra sánscrita; etimológicamente significa para algunos “religión”, “ley natural”, “conducta adecuada”, “virtud  u orden social”. Para otros, “realidad”; para los budistas, significa “el conjunto de enseñanzas y métodos disponibles”, y para Deepak Chopra “propósito en la vida”.

En la traducción hecha por Roberto Poveda Anadón, del artículo ¿Qu'est-ce que le zen? indica que “el dharma es uno de los Tres Tesoros o Tres Joyas del budismo: El Buda (El despertado), el dharma (la enseñanza) y la sangha (la comunidad)”.

Uniendo todos estos significados y luego de indagar por aquí y por allá, se concluye que Dharma es “virtud”, “firmeza”, “apoyo”, “norma”, “ajuste”, “soporte” y sobre todo, diría que es protección.

Los humanos tenemos en la vida una serie de deberes que cumplir, puesto que la vida es un regalo de Dios, el Universo o como prefieras nombrarle, siendo éste un regalo, estamos obligados a corresponderle a la misma vida con lo mejor de nosotros mismos, entre otros deberes están, el deber ético y religioso, que reúne algo de lo que comúnmente se denomina ley universal de la naturaleza. 

Pero vale la pena que tengamos presente que el Dharma nos permite analizarnos, estudiarnos y ser conscientes de nuestra existencia; esto nos permite tener responsabilidad por  lo que somos y hacemos, abriéndonos el corazón y la mente para servir al otro, ojalá siguiendo alguno de los principios básicos del budismo como puede ser uno de los siete factores de iluminación, entre los cuales se encuentran: la atención, el estudio del Dharma, la energía, la elevación, la tranquilidad, la concentración y la ecuanimidad. Ojalá pudiéramos aplicar si no todos, algunos de estos factores en nuestras vidas; nos ayudaría a crecer y a realizarnos internamente. Porque bien dicen los estudiosos: “El estudio del dharma no es la adquisición de un saber, sino la trasformación de la propia vida”.

La felicidad no la dan sólo las cosas materiales; necesitamos hacer algo por nosotros mismos, y si escuchamos a Chopra y practicamos el Dharma, seguramente nuestra calidad de vida mejore; es decir, se requiere que cultivemos nuestro interior, a través del ejercicio de la paz interior; con el prójimo, la naturaleza y todo lo que nos rodea; además, deberemos conservar nuestra propia felicidad; si ésta se alcanza, todo a nuestro alrededor funciona de forma síncrona y correctamente, todo es armonía en el interior del ser humano y de éste con el exterior.

Deberemos aprender a solucionar los problemas internos, a gozar de la tranquilidad, pues un ser humano con paz interior exterioriza ese estado y genera armonía con el medio.  Aunque el mundo está muy convulsionado y todo a nuestro lado corre de forma loca, deberemos tener paciencia, calma, espiritualidad, demostrar y sentir verdaderamente paz con nosotros mismos; esto es lo que produce la simbiosis con el medio y con los otros. Y de alguna manera esa paz interna se reflejará al exterior y en las acciones; de esta forma, nuestro desempeño diario seguirá un curso normal.

Gueshe Kelsang Gyatso, en su libro El camino gozoso de buena fortuna, propone que “las prácticas de meditación nos conducen a la paz interior y la felicidad permanentes”;  si desarrollamos nuestro interior y ese potencial que tenemos, y con él aprendemos a descubrir esos dones que Dios nos ha entregado, como la gran capacidad para ser felices y hacer felices a otros, así como ese equilibrio interior, y aprendemos a exteriorizarlo, compartirlo y promulgarlo, esto nos llevará a tener vida plena, en armonía, con serenidad, sosiego y tranquilidad.

Buscando información sobre el tema que aquí nos ocupa, encontré estas frases hermosas; la primera de Belkys Landaeta, la segunda de Manuel Alvar, que nos hacen reflexionar sobre nuestro paso por el mundo y el quehacer que hemos escogido en nuestra vida:

“Entre la vida y la muerte hay un paso muy importante: haber sido útil cuando se pudo”.

“Dios da el talento; lo que nosotros ponemos es el trabajo”.

Deepak Chopra indica que existen tres componentes de la ley del Dharma:

Descubrir su verdadero yo.
Expresar nuestro talento único.
Servir a la humanidad.

Todo el mundo tiene un propósito en la vida, un don único o talento especial para ofrecer a los demás. Y cuando combinamos ese talento único con el servicio a los demás, experimentamos el éxtasis y el júbilo de nuestro propio espíritu, que es la meta última de todas las metas.

Además si la vida nos fue otorgada para ser felices y cumplir nuestros propósitos de vida, que puede ser mejor que dar a los demás lo mejor que nuestros talentos personales son capaces de producir y así de esta manera dar mayor felicidad y bienestar a nuestros semejantes.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchas Gracias . Puedo copiar este artículo ? _()_ Namaskar _()_ Jouni Sakari

Unknown dijo...

Claro por supuesto que si

Publicar un comentario

 
Copyright © x Blogger Theme by BloggerThemes & newwpthemes Sponsored by Internet Entrepreneur