La Trinidad

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La Trinidad



Cuando aceptamos que la Gnosis nace con la síntesis que elabora Jesús desde la enseñanza de los maestros del pasado como Pitágoras y su simbolismo numeral, Aristóteles y su metafísica, Sidartha y la profunda reflexión inteligente y Lao Tsé con la disciplina dinámica del Tao; entendemos entonces que su discípulo amado y preservador del mensaje gnóstico fue Juan, el maestro cristóforo que como él, fueron iniciados, adelantados, exaltados y elevados, en la fraternidad de la Esfinge, en Heliópolis.


Pocos son los que pueden encontrar en Jesús y Juan el camino auténtico de la Gnosis, porque la deformación sistemática de su mensaje, lo ha convertido en dogmas equívocos de una religión fantástica y poco creíble a la razón del nuevo milenio.

Por ejemplo, Juan en su epístola asevera: Porque son tres los que dan testimonio en el cielo y estos tres son Uno y tres son los que dan testimonio en la tierra y estos tres concuerdan, (1Jn.5:7). A despecho de la opinión de los teólogos cristianos, Juan no está esta catequizando, por el contrario, está filosofando y de manera discreta, abordando el tema de los Principios Herméticos y está definiendo la interrelación entre lo macro cósmico y lo micro cósmico y señala que de los siete Principios conocidos uno de ellos está implícito, que es tácito y que no necesita mayor enumeración y ese es el de la Correspondencia. Los otros seis Principios, según Juan, se agrupan de a tres y tres de una manera armónica y correspondiente.

Juan al decir que tres dan testimonio en el cielo y tres en la tierra, denuncia que existe un arriba, un cielo sutil, superior y etérico y un abajo, un plano concreto, inferior y terrestre. Los tres del cielo, entonces, aluden al macro-cosmos y más aún a Dios o Emanador del Universo, en atención a su calidad de absoluto y Tri-Uno.
 
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